Intocables
A veces nos sentimos tan seguros, tan fuertes, tan protegidos, tan superiores. Ese amor y esa gracia nos hace nadar seguros en un mar lleno de tiburones. Y entonces cerramos los ojos y nos olvidamos de que estamos ahí por gracia y que no somos seres superiores. Sino que somos pequeños, inmaduros, frágiles…tragamos agua a la menor oleada. Nos ahogamos en olas de poco viento.
Vivimos tan seguros que cuando nos toca a nosotros, nos quedamos pasmados, nos sentimos desnudos ante el mundo y sin respuestas. Pensamos “Las personas no mueren en nuestra familia, nosotros no nos enfermamos, nosotros no caemos, no nos divorciamos, no tenemos necesidades, nosotros siempre recibimos milagros, no nos falta la fe…”, Y esa es una posición peligrosa, extremadamente peligrosa, porque te desconecta de la realidad de que Jesús no nos sacó de este mundo para llevarnos a Marte, a Júpiter o a Saturno… nos salvó, pero seguimos en este mundo, con todo lo que bueno y malo que eso conlleva. Su oración fue “no te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del mal”. Jesús yendo al padre, oraba por nosotros quienes seguiríamos y seguimos en este mundo hasta el día de Jesucristo, es decir hasta el día que él vuelva.
No descuides tu perímetro, cultiva tu jardín, no dejes de orar, de buscar, de estudiar profundo las escrituras. No estamos exentos de perder familiares, de sufrir enfermedades, Dios no está obligado a decirnos siempre “sí”. Él quiere enseñarnos a nadar en medio de este mar de tiburones. A defendernos, a ser pacientes, a ser humildes, a morir para que él viva…
No somos hechos de roca, no somos fríos como el hielo, sentimos, nos dolemos, nos tentamos, pensamos impuramente, nos falta la fe, dudamos… y es sano reconocerlo. Que somos débiles, frágiles y que dependemos totalmente del señor.
No sabemos lo que estás pasando ahora, pero no te sueltes, con tu último aliento aférrate al brazo fuerte del señor. Eres un hijo de la promesa y Dios siempre cumple sus promesas, su gracia es todo lo que necesitas, su poder se perfecciona en la debilidad. ¿Te sientes lejos?, ¿y te alejaste tanto que tuviste que comer algarrobas?, hay un padre amoroso en casa esperándote con los brazos abiertos, está puliendo un anillo y le dijo a un sastre que hiciera la mejor ropa para ti. Lo mejor de su comida se está preparando para que te sientes a la mesa de su misericordia.
¿Crees que está todo perdido?, confía. Sácate esa mochila pesada, libérate. En la distancia y el silencio Dios obra para cumplir sus promesas, y lo que es de Dios permanecerá. Él tiene planes de bien y no de mal para ti, él está trabajando para darte un futuro y esperanza, renovará tus fuerzas. Mientas tú ves tiburones queriendo llevarte al fondo del océano,él te volando como águila. Tú ves el presente, Dios ya está en el futuro. Y te dice “siempre estuve, siempre estoy y siempre estaré”.
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu salvador, el Santo de Israel. Ya he pagado por tu rescate a Egipto, Etiopía y Sebá. Ante mis ojos tú eres grandemente estimado y digno de honra. Yo te amo, y por ti y por tu vida daré hombres y naciones.”
Isaías 43:2-4 RVC
Recibe un abrazo apretado, y recuerda que puedes estar confiado, porque nuestro padre te conoce, te valora, te ama, y siempre cumple sus promesas.
SOMOS UNO.
0 Comentarios
¡Gracias por tu mensaje!