Al leer esta frase seguramente llegó a tu memoria el recuerdo de un gran programa nacido en México y que se transmitió en muchísimos países. Sí, me refiero al “El chapulín colorado”. Como no recordar a este personaje que tantas alegrías nos causó con su particular forma de ser y de presentarse para  ayudar en esa necesidad para la cual era requerido.

Frente a cualquier miedo, o circunstancia difícil, era solo exclamar esta simple frase “y ahora quien podrá ayudarme” y al instante aparecía esta especie de “Súper Héroe”, con toda la disposición del mundo pero que en realidad poco ayudaba.

Quise comenzar esta reflexión mencionando esto porque de alguna manera en nuestra cotidianeidad todos tenemos pequeños o grandes desafíos que asumir, miedos que enfrentar,  situaciones que resolver y para resolverlas no necesariamente necesitaremos de gran ayuda, hay cosas que son domésticas y podemos solas.  Sin embargo, también hay cosas que definitivamente no podremos jamás solucionar solas y necesitaremos de ayuda para poder lograrlo. Hay otras situaciones que se nos escapan de las manos y perdemos el control total. Es en esos momentos en los que nace un grito interior al igual que este. Y ahora, ¿Quién podrá ayudarme?, ¿Cómo solucionaré esta situación que me aflige y me quita las fuerzas?, me siento atrapada, sin salida, no veo la luz al final de este túnel y siento que estoy en un punto sin retorno.

No sé cuál será la situación a la cual te enfrentas hoy o en qué condiciones está tu interior frente al proceso que estás viviendo pero quiero mencionarte un versículo escrito en la Biblia, la palabra de Dios, y dice así: Clama a mí, y YO te responderé. (Jeremías 33:3)

A veces esperamos demasiado de la gente que está a nuestro alrededor de las personas que amamos, nuestros familiares, o amigos. Pero esta palabra es clave porque Dios nos enseña a Clamar a Él, el clamar no es algo que pueda hacer en silencio, no es una meditación sino un grito de auxilio. ¡Señor!, ¡Señor, tú eres el único que puede ayudarme!.

Frente a cualquier circunstancia que hoy estés viviendo, aunque te parezca imposible. Dios es Dios de imposibles y con Él siempre habrá nuevos comienzos.

¿Qué debemos hacer? Comenzar a buscar en la persona correcta, la persona de Jesucristo, pedir la ayuda de su Espíritu Santo y Creer en nuestro corazón que Él está cercano a todos los que le invocan. (Salmos 145:18)

En tus manos está lo posible, en manos de Dios está lo imposible.

Hay una historia que relata la biblia (Jesús y Lázaro) en el libro de Juan capítulo 11, desde el versículo 1 al 44.

Lázaro junto a sus hermanas Marta y María vivían en la ciudad de Betania.

Betania era el lugar donde Jesús descansaba e iba a compartir con sus amigos Marta, María y Lázaro, amigos a quienes amaba entrañablemente. 

Un día Lázaro enfermó y murió. Y a pesar de que Jesús fue informado de la situación por las hermanas de Lázaro, Él llegó al lugar cuatro días después que Lázaro había muerto. Podríamos decir que Él llegó tarde, incluso las hermanas de Lázaro le recriminaron pues no entendían el por qué Jesús llegó “tan tarde”, pero la realidad es que Él jamás llega tarde sino que había un propósito de fondo, un propósito mayor, y era mostrar su Gloria.

Jesús frente a la tumba de Lázaro pidió que los que estaban ahí retirasen la piedra de entrada del sepulcro. En seguida oró al Padre y luego exclamó: ¡Lázaro, ven fuera! Todos sabemos que el cuerpo de Lázaro salió fuera del sepulcro hasta la entrada de este. Quiero mencionar también que antiguamente los cuerpos se envolvían completamente con telas (como momias) pensando en esto, la forma en que Lázaro salió de este sepulcro es todo un misterio, ¡salió flotando! Ya que no podía caminar por las vendas que tenía puestas. Vemos que enseguida Jesús les dice a los que ahí estaban: Desatadle y dejadle ir.

¿Qué quiero que podamos rescatar de esto? Que hay cosas que nosotros podemos y  debemos hacer, (quitar la piedra) Clamar, clamar, y clamar, y creer fervientemente en nuestro corazón que lo que hoy estés viviendo aunque parezca que no hay salida, aunque sientas que no lo lograrás, si rindes tu vida al Señor si Dejas que Él haga lo que quiere hacer, entendiendo que hay un Propósito mayor dentro de lo que  hoy vives, tus ojos verán la gloria del Señor. Porque a ti te toca hacer lo posible, lo que está en tus manos hacer, (Quitar la piedra, y desatar a través de la oración y la confesión de Fe) y a Dios le toca lo Imposible lo que no tiene injerencia humana. Tenemos un Dios de Milagros.

¿Y ahora, quién podrá ayudarme? Clama a mí, y YO te responderé. Tenemos en Cristo la victoria asegurada. Él nunca llega tarde, siempre su propósito es mayor.