¿Cuántas mujeres en nuestra niñez soñamos, fantaseamos y hasta nos disfrazamos de súper heroína? ¿Ser esa mujer que pudiese hacer frente a todos los embates de la vida sin que se moviese ni una pestaña, brindar ayuda a los demás y con súper poderes combatir las injusticias de la vida? A todas las que nacimos en los años 70 u 80’ recordarán dibujos animados como “SHE - RA LA PRINCESA DEL PODER”, Una mítica mujer (hermana melliza de He-man) que tan sólo al levantar una espada se convertía en esta súper princesa del poder dispuesta a apoyar y brindar ayuda a quien lo necesitara. Otros personajes femeninos que vienen a mi memoria son la “Princesa Guerrera SHENA” que con su grito de guerra aparecía siempre para espantar al enemigo y auxiliar a los más débiles, y como olvidar a la ¡MUJER MARAVILLA con su látigo de la verdad¡ Mujeres invencibles.
Si o si a lo largo de la historia vemos y seguimos viendo en pleno siglo 20 muchas niñas que quieren ser esas SUPER WOMAN.
Creo sinceramente que aunque sabemos que todos estos personajes son ficticios, en el fondo de nuestro corazón de una u otra forma en algún momento de la vida hemos querido ser una de ellas. Echar mano a esos súper poderes, esa súper gallardía para defender al débil e ir más allá de los límites mismos. Sin embargo, la realidad es que no somos Súper Mujeres, no somos las princesas guerreras ni las princesas del Poder, somos mujeres comunes y corrientes que se cansan, se fatigan, lloran, sufren por las injusticias de la vida, se sienten sobrepasadas por diversas situaciones y por más que quisiéramos ser esas SUPER WOMAN, vemos que tenemos limitaciones y todas en algún momento de la vida llegamos a ese punto límite de no querer más o de pensar que no podemos más.
Naturalmente hablando el ser esta SUPER WOMAN está alejado de la realidad. Porque todas estas mujeres mencionadas anteriormente son mujeres ficticias. No somos súper mujeres ni tenemos súper poderes. Es una realidad. Sin embargo no puedo dejar de mencionar una palabra que viene a mi corazón y que está escrita en la biblia en el libro de Efesios 6:10 “Sean fuertes en el Señor y en SU gran Poder”, Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes…
Esto nos muestra un SUPER PODER por decirlo de alguna manera. Una vida sobrenatural que nos hace ser más que vencedoras frente a cada batalla que nos toque enfrentar. Entiendo que si echo mano a mis fuerzas jamás podré pero cuando echamos mano a esta Vida victoriosa aunque muchas veces sintamos desfallecer podemos fortalecernos y ser renovadas en esta vida Superior que portamos que es la vida de Cristo. Vida que se adquiere tan sólo en el Creer y el Confesar a Cristo Jesús como tu Señor. Entonces el “súper poder” no está en mí naturalmente hablando, mi realidad es que soy extremadamente débil. Sin embargo ese “súper poder” está en esa Vida que trasciende esa vida abundante, esa vida que todo lo llena, esa vida victoriosa que nos hace levantarnos una y otra vez, y esa es mi Verdad.
Al meditar en esto viene a mi corazón otra palabra del Señor que está en el libro de Romanos 8: 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Nos habla de que al pasar peligro, persecución, tribulación o angustia, en medio de todo eso somos más que vencedores.
Si les pregunto a ustedes que leen este texto ¿Se consideran capaces de lidiar con todo? Muchas responderán con un rotundo NO. En la cotidianeidad de la vida, en los desafíos del día a día, en las complejidades de la familia, con los hijos, con los esposos, interiormente nos creemos “SUPER MUJERES” llevando la carga del mundo entero, llevamos la carga del esposo, de los hijos, de la familia, de las amigas, total podemos con todo¡ Pero te das cuenta de que la realidad es que ninguna de nosotras somos súper mujeres, no somos las súper woman, ni las princesas guerreras ni las princesas del súper poder ¡Tenemos límites!, nos cansamos, nos agobiamos, nos ahogamos con las tormentas de la vida, somos vulnerables. Pero cuando leo la sagrada escritura que me dice que soy más que vencedora en Él algo ocurre dentro de mí. Y si bien es cierto no estaré en el súper traje de aquellas mujeres ficticias pero Cristo nos dice que SI ESTAMOS EN EL y El en nosotras entonces podremos experimentar un poder mayor y una fortaleza mayor y una vida superior que nos llevará a pasar las tormentas más difíciles, los desafíos más complejos, las crisis más grandes de la vida. Si tan solo ESTAMOS EN ÉL.
Como “She –ra” que levantaba su espada y enseguida se convertía en esa princesa del poder para pelear las batallas. DIOS nos dice que su palabra es la ESPADA que nosotros debemos usar para pelear nuestras batallas.
Hay un poder extraordinario en la confesión de FE. La espada del poder que proveía y facultaba a esta princesa mítica, el látigo de la verdad de la mujer maravilla, de alguna manera lo asimilo con la ESPADA DEL ESPIRITU que es LA PALABRA DEL SEÑOR. LA CONFESIÓN DE FE.
Frente a cada situación que puedas estar viviendo o experimentando, no es con tus fuerzas. No somos súper mujeres pero EN CRISTO es OTRA REALIDAD. Y esa realidad es que SOMOS MAS QUE VENCEDORAS POR MEDIO DE AQUEL que nos amó, POR MEDIO DE CRISTO.
Frente a la realidad que hoy vives te invito a tomar tu espada, la CONFESION DE FE y declarar lo que Dios dice en medio de tu situación. Pelear tus batallas con las armas correctas que Él te ha provisto.
La palabra, la oración, la alabanza, la comunión, son las armas más poderosas que como mujeres de reino podemos tener para experimentar esta realidad que viene desde la obra consumada de Cristo en la Cruz. Porque Él Vive hoy yo vivo, porque Él vive y venció la muerte es que yo puedo experimentar la vida, porque Él vive es que no temo al mañana ni lo que pueda venir, porque Él vive es que puedo experimentar cada día de su fortaleza en mí que me habilita y me capacita para ser MAS QUE VENCEDORA.
Sean fuertes en el Señor y en su gran poder.
Te bendigo.
Pr. Yesenia Navarro.
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